Los 24 Ancianos



¿Cuál es la identidad de los 24 ancianos de Apoc. 4:4?

Este pasaje de Apocalipsis 4 constituye una reminiscencia a Isa. 24:22: “La luna se avergonzará, y el sol se confundirá cuando Jehovah de los ejércitos reine en el monte Sión y en Jerusalén, y delante de sus ancianos esté patente su gloria” (La Septuaginta lo vierte así: “Reinará el Señor... y delante de los ancianos será glorificado”, cf. Sal. 122:4-5).

Los 24 ancianos son mencionados 12 veces en todo el libro de Apocalipsis (caps. 4:4,10; 5:8,11,14; 7:11-13; 11:16; 14:3; 19:4). Las funciones de estos ancianos son diversas. Uno de ellos ayudó Juan a comprender una de las visiones (Apoc. 7:13). Adoran a Dios permanentemente (Apoc. 4:10; 5:11,14; 7:11; 11:16; 14:3; 19:4). Además, todos presentan incienso junto con las oraciones de los santos (Apoc. 5:8). Y otro de ellos dio ánimo al atribulado Juan (Apoc. 5:5). Su actividad en el Concilio celestial es importante. Las “ropas blancas” y las “coronas de oro” ha llevado a algunos comentadores a sostener que los ancianos son seres humanos glorificados, específicamente los santos que resucitaron en ocasión de la resurrección de Cristo, y que fueron llevados con Él cuando ascendió al cielo (Mat. 27:50-53; Efe. 4:8). Pero carecemos de toda información inspirada que nos testifique que los 24 ancianos constituyan seres humanos resucitados y designados para ocupar estos puestos de importancia en el Concilio Celestial. En las Escrituras, las “coronas” no sólo simbolizan un triunfo obtenido sobre el pecado (cf. 1 Cor. 9:25; 2 Tim. 4:8; Apoc. 2:10; 3:11; Sant. 1:12), representan también honor (Est. 2:17); Jerarquía, (2 Rey. 11:12); autoridad (Sal. 8:5) y realeza (Cant. 3:11). De la misma manera, las “vestiduras blancas” constituyen la vestimenta de los seres celestiales (Juan 20:12; Mat. 28:3; Luc. 24:4; Hech. 1:10; Apoc. 19:14).

Otros ven en estos ancianos una representación de las 24 órdenes sacerdotales levíticas del antiguo Israel (2 Cron. 24:4-5; 25:7-31). Estos sacerdotes, por su elevado número estaban divididos en turnos diferentes, y cada uno “tenía un presidente, que se llamaba el anciano de los sacerdotes. Algunas veces se llamaba a estos ancianos príncipes o gobernadores de la casa de Dios”.[1] Los 24 ancianos estarían ministrando delante de Dios en su Templo de la misma manera en la que las 24 órdenes levíticas lo hacían en el Santuario terrenal. Pero la designación de “ancianos” no cuadra con las funciones de estas órdenes sacerdotales. Además aquí los 24 ancianos actúan juntos a diferencia de las 24 divisiones sacerdotales antiguas en el libro de Crónicas que actuaban por separado.

Otra interpretación sugiere que estos ancianos deberían ser vistos como una representación del “Israel en su sentido más amplio”. En este caso deberían tomarse dos ancianos por cada tribu, uno para simbolizar al Israel antiguo y el otro para el Israel espiritual. Otra opinión sostiene que estos ancianos son los “representantes de otros mundos” a quienes Dios “le ha dado el privilegio de participar en la administración del universo”.2 A continuación hacemos una breve comparación de dos pasajes bíblicos relacionados a los 24 ancianos con algunas declaraciones del Espíritu de Profecía que nos permiten tener otra concepción sobre la identidad de estos seres:
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Y uno de los ancianos me dijo: No llores. He aquí que el León de la tribu de Judá, la raíz de David, ha vencido para abrir el libro y desatar sus siete sellos (Apoc. 5:5).

“[El alma de Juan] se perturbó con tanta agonía y suspenso que uno de los ángeles más fuertes tuvo compasión de él, y poniendo sus manos sobre él lo alentó diciendo: ‘No llores...’".3

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Los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos (Apoc. 5:8).

“Los ángeles ofrecen el humo del fragante incienso de las oraciones de los santos”. “Los ángeles que ofrecen el humo del incienso fragante, lo hacen por los santos que oran”.4
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Esta comparación nos permite concluir que los 24 ancianos son “ángeles poderosos” que forman parte del Concilio Celestial. Son una clase exaltada de ángeles dispuestos por Dios para esta función específica. Se le llama “ancianos” no necesariamente para diferenciarlo de los ángeles, sino con el propósito de resaltar su preponderante papel delante de Dios, y para evocar algunos pasajes escatológicos que nos hablan por adelantado de su obra. En el Concilio Celestial ellos ratifican las decisiones que se toman.

En cada ciudad del pueblo hebreo había cortes compuesta por 24 ancianos para juzgar a Israel. “Aun en Israel donde había un sanedrín compuesto por 72 ancianos, el número esencial era también el 24, puesto que estaba compuesto por tres pequeños sanedrines de 24 miembros cada uno. Cuando esos ancianos se reunían para juzgar al pueblo, se sentaban como los 24 ancianos de Apoc. 4, ‘como la mitad de una era redonda, de tal manera que podían verse unos a otros’ (Sanedrín, 4.3, en la Mishnah)”.5

Notas:
Notas:
[1] Barclay, Comentario al Nuevo Testamento, tomo 17, El Apocalipsis, p. 176.
[2] Ángel M. Rodríguez, Estudios Sobre el Libro de Apocalipsis, p. 41. Citado en Treiyer, El Enigma de los Sellos y las Trompetas..., p. 90.
[3] harmont, Carta, 65, 1898.
[4] Manuscrito 19, 1900; Manuscrito 15, 1897.
[5] Treiyer, La Crisis Final en Apocalipsis 4 y 5., p. 43.

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